miércoles, 27 de julio de 2011

Una gota de agua

Una gota de agua no es dulce, ni salada, ni amarga, ni ácida... no tiene sabor, no tiene color, no tiene olor ni forma definida; simplemente, se adapta al medio en que se encuentra y está esperando el momento adecuado para transformarse y dejar de ser sólo una gota.
Soy una gota q cambia, que se transforma y que, cada día, cumple una función diferente. Un día sólo soy una simple gota sin sabor, olor ni sentido... me encuentro en la nada, en el vacío. Otro día puedo ser una gota que, de ser transparente, decide acercarse al sol para reflejar el arcoíris. Pero, al día siguiente, me convierto en una gota salada, llena de tristeza, preocupación, frustración o, tal vez, de alegría, emoción o pasión. Puedo ser la última gota que cae sobre un vaso y derrama el agua, o puedo ser una gota que cae con fuerza y se hunde hasta el fondo sin querer subir a la superficie. Soy una gota que un día decide sacrificarse para dar vida a otro ser y, al día siguiente, prefiere quedarse sobre la vereda para ser secada por el sol y morir.  Soy  una gota que, cada día vive un mundo distinto, una realidad diferente; sin embargo, al final del día, sigo siendo eso… una gota.